Para empezar con la experiencia
de la planificación y diseño de exposiciones se nos ha sugerido la lectura del
libro Dossier metodológico: Montaje de exposiciones, escrito por Juan CarlosRico, museólogo y doctor en arquitectura por la ETSAM y en arte por la
Universidad de Salamanca, editado por la Universidad de Cádiz junto con la
parte correspondiente de la Junta de Andalucía dentro del llamado ObservatorioCultural del Proyecto Atalaya.
Y, tras esta presentación con
más títulos y nombres que la casa de Alba, diré que un servidor (que es un
valiente y también un poco perezoso a la hora de entrar en materia) ha decidido
leérselo de principio a fin.
La cuestión ahora. ¿Merece la
pena? Pues si eres un novato, alguien que viene de algún campo relacionado o no
con el montaje de exposiciones y que pretende empezar en el mundillo; sí. Es
como una especie de curso cero en el que se presentan las bases y, sobre todo,
se incita a la reflexión y la crítica al enfrentarse a cualquier tema.
Nos saludan aquí ya los actores
básicos de una exposición: contenido, contenedor y espectador. También aparecen
los dos polos que corresponden a su disposición espacial: lineal o en galería y
continua o rotonda. Toda la cuestión expositiva se reducirá pues a la
definición y el control del diálogo entre contenedor y contenido que deberá
poder ser leído y comprendido por el espectador desde la perspectiva que le
propongamos, algún punto en balance entre un estilo lineal más narrativo y uno
continuo con una visión más global.
¿Y para un estudiante de
arquitectura en un ejercicio sobre una exposición? Venga, también. Si algo
tiene este libro es que está muy bien estructurado, sólo el índice ya va dando
información sobre el propio proceso expositivo y, después, cada apartado del
libro acaba con un esquema resumen muy clarificador. Tener cerca esos esquemas sobre tipos y
cualidades de un contenedor, relación contenedor-contenido, percepción, o los
puntos básicos de la redacción de un proyecto, creo que puede ser de gran ayuda
e incluso puede ser interesante seguirlos.
Es útil que te aclaren lo básico, por supuesto, pero no te creas que esto
es un manual que seguir al pie de la letra. De hecho del análisis de la
metodología, que es el cuerpo central del libro, aprovecharía pocas líneas. Me
refiero a que no pretendemos nosotros realmente que nuestra exposición se
materialice sino hacer propuestas interesantes. Quédate con los conceptos, el
aprender a reflexionar, quitarte prejuicios. Los consejos de experto para la
ejecución de la obra, aunque interesantes, no son vitales para nosotros. Esos errores
comunes en acciones o decisiones técnicas por falta de planificación, previsión
o simple desconocimiento, nosotros no llegaremos a cometerlos o al menos no
sufriremos las consecuencias porque no vamos a desarrollar la exposición (esa
suerte/desgracia tenemos). Y los caballos de batalla del museólogo sobre la no
preparación de los diseñadores de exposiciones en cuanto a planificación o
conocimiento sobre presupuestos, la poca autosuficiencia de las entidades
culturales y museísticas, o la repetida falta de infraestructuras adecuadas en
centros expositivos son válidos como conocimiento y ayudan a formar nuestra
opinión pero se quedan fuera de lo que puede ser útil para nuestro ejercicio.
Son, en cambio, más estimulantes
los apéndices. Que son apéndices por quedar un poco en el margen de la
descripción del método pero no por su falta de importancia o interés. Plantea
cuatro temas:
Límites del montaje, en el
que se repite sobre que no hay que valorar más a priori a ninguno de los tres
actores en la exposición, y lo hace con el fin de que sigamos aprendiendo a reflexionar en
cada caso sobre el discurso más apropiado en función de las circunstancias.
Lenguaje virtual. Se comenta
que es muy interesante poder experimentar diferentes opciones antes de empezar
el montaje de la exposición y elogia las posibilidades que dan en este sentido
las nuevas tecnologías.
Como reflexión se queda corta pues sólo nos informa de que hay
herramientas de representación virtual que antes no había (cosa que creo que
todos conocemos) pero no parece que cambie en nada la forma de afrontar el
diseño para con respecto a cómo se hacía con técnicas de representación virtual
más tradicionales (lápiz y papel, maqueta, retoque fotográfico,…).
Creo que se pierde la oportunidad de conocer una opinión experta y
formada de lo que supone una exposición virtual, en un medio digital; a día de
hoy ya se están desarrollando temas muy interesantes en el diseño de páginas
web. Aquí el contenedor, la sala de exposiciones, el paisaje, es puramente virtual.
Un nuevo mundo al que Juan Carlos Rico no se acerca.
Encuentro interesante para nuestro ejercicio el que aquí debía ser tema
marginal, los estudios previos y el diseño, y las distintas formas de acercarse
a una obra de arte que conforman diferentes escalas en la contemplación.
Sala de exposiciones. Poco
más que explicar, tipos y diseño. Interesante para nuestro caso particular en
el Palacio de Cristal del retiro son los apartados de luz, señalética y
edificios históricos.
Finalmente, el paisaje. Un
artículo interesante en sí mismo. Cara al ejercicio el concepto que más me ha
motivado para indagar en él es el de la arquitectura en el paisaje donde el
edificio es, al mismo tiempo, contenedor y contenido según la escala a la que
se le aprecie.
P.D.: Sólo
una nota para terminar, me ha sorprendido cómo es posible que un texto en el
que participan tantas entidades y personas del mundo de la cultura pueda
contener tantas (3 o 4 ya son muchas) faltas de ortografía.
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