martes, 30 de octubre de 2012

陰影 Japón 1933

       "Un amante de la arquitectura que quiera construirse en la actualidad una casa en el más puro estilo japonés tendrá que prepararse a sufrir numerosos sinsabores con la instalación de la electricidad, el gas y el agua y, aunque no haya pasado personalmente por la experiencia de construir, bastará con que entre en la sala de una casa de citas, de un restaurante o de un albergue para apreciar el esfuerzo empleado en integrar armoniosamente tales dispositivos en una estancia de estilo japonés."





      Así abría en 1933 Junichiro Tanizaki su ensayo El elogio de la sombra, poniendo frente a frente la tradición japonesa con la cada vez más inevitable modernidad occidental (no sin conflictos). En él reflexiona sobre el modo de vida y la cultura de su país a través de la estética. Empieza con la experiencia diseñando su propia casa y luego con fluidez va enlazando muchos temas de la vida y las costumbres niponas, siempre desde un punto de vista muy centrado en lo sensorial. Se reconoce no arquitecto pero muy convincentemente encuentra la esencia de la arquitectura tradicional comparada con el concepto occidental, reduciendo todo a la convivencia del japonés con la sombra a lo largo de la historia.

      "... lo bello no es una sustancia en sí sino tan sólo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de diferentes sustancias."

      Achaca este aprecio por la penumbra al carácter japonés pero también a las circunstancias y lo que se deriva de la propia construcción tradicional japonesa.

      "Si en la casa japonesa el alero del tejado sobresale tanto es debido al clima, a los materiales de construcción y a diferentes factores sin duda. [...] de manera que el japonés, que también hubiera preferido una vivienda clara a una vivienda oscura, se ha visto obligado a hacer de la necesidad una virtud."

      Esta circunstancia y los siglos se han encargado de refinar el arte, las viviendas, la gastronomía y sus utensilios, el papel,... para que sus cualidades resalten en la penumbra. Hacer de la necesidad virtud. Y de esa virtud una identidad; en el choque con la colonización occidental deben adaptarse Tanizaki declara a oriente en desventaja.

      "Occidente ha seguido su vía natural para llegar a su situación actual; pero nosotros, colocados ante una civilización más avanzada, no hemos tenido más remedio que introducirla en nuestras vidas y, de rechazo, nos hemos obligado a bifurcarnos [...]"
 
      Denuncia ya entonces la colonización de una iluminación excesiva en un país donde se prefiere la profundidad del tiempo al brillo del instante. La belleza occidental deslumbra y necesita la luz para demostrar sus virtudes mientras la belleza oriental cautiva, juega con contrastes y filtros, sugiere entre sombras. Tanizaki lo describe en varias formas aplicado a los espacios interiores.

      "[...] en el interior de la habitación, los shōji no dejan entrar más que un reflejo tamizado de la luz que proyecta el jardín. [...] Tenemos, por último, en nuestras salas de estar, ese hueco llamado toko no ma que adornamos con un cuadro o con un adorno floral; pero la función esencial de dicho cuadro o de esas flores no es decorativa en sí misma, pues más bien se trata de añadir a la sombra una dimensión en el sentido de la profundidad. [...] Como si fuesen incapaces de hacer mella en las espesas tinieblas del toko no ma, los reflejos blanquecinos del papel rebotan en cierta manera sobre esas tinieblas, desvelando un universo ambiguo donde sombra y luz se confunden."

      Buscaremos pues la forma de "resucitar ese universo de sombras que estamos disipando..."
     

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